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CRITICA "CIMARRÓN"
POR ALEJANDRO CARPIO
(Esta reseña salió hace unos años junto con el estreno del film en cuestión; la subo ahora a FB a petición popular, y en contra de mi mejor juicio)
Cimarrón es un vivo retrato de uno de los momentos más tristes de la historia puertorriqueña, cuando no había drogas, gangas, autobuses de la AMA, mitas ni el Centro Médico. Presenta la historia de un africano afónico que contrae nupcias con una africana pechugona en un ritual plenamente africano. Vivía en esa zona de África en donde hay un río y en donde hay un médico brujo con un sombrero de piel.
Trágicamente, el día después de consumar el matrimonio, los africanos son capturados por unos europeos esclavistas, y llevados a Puerto Rico. Trágicamente, son vendidos en la calle San Sebastián. Trágicamente, son separados. El africano afónico es golpeado por un francés, trágicamente.
Milagrosamente, en la próxima escena no están separados, sino todo lo contrario: están juntos. Pero, trágicamente, el africano es latigado con una triste música de fondo. Resulta que ambos están en la “hacienda” (se trata en realidad de un No Man’s Land, siniestro, apocalíptico y anónimo) de un hombre muy malo que obliga a sus esclavos a fingir que cavan en la lluvia. El sádico hacendado los torturaba sicológicamente obligándolos a hacer tareas sin sentido, aunque, hay que aceptarlo, parece que los alimentaba bien, ya que los esculturales cuerpos de los esclavos no muestran síntomas de malnutrición.
El film es cien por ciento puertorriqueño, trata temas puertorriqueños, tiene actores puertorriqueños (como Luis Gonzaga) y se exhibe en salas puertorriqueñas. Es un gran film, lleno de agudas observaciones sobre el espíritu humano. Está hecho con sumo gusto y gran dominio técnico.
Obsérvese, por ejemplo, la delicadeza y la fina ironía de una de las escenas clave del film. Se interpolan escenas de un sacerdote católico (interpretado por Mikephillipe Oliveros) catequizando a los negros esclavos con otras escenas en las cuales se presenta el injusto y violento trato inhumano que daban los blancos a otros seres humanos igual que ellos, pero con más melanina y pigmentos epidérmicos. Obsérvese la sutileza con la que se hace una crítica, no ya anticlerical, sino existencial. ¿No es acaso un planto cósmico, un réquiem por la dignidad humana comparable a la elegía que dedicara Swinburne a Baudelaire? For always thee the fervid languid glories... etc., etc.
No debe asombrarnos, pues, otra intercalación de escenas en las cuales vemos a los liberales y a los conservadores elucubrando simultáneamente. Por un lado, los liberales; por otro, los conservadores. Los liberales eran buenos, los conservadores eran malos. Los liberales soñaban, los conservadores urdían. Los liberales, aún más, querían liberar a los esclavos, y los conservadores querían, nótese, conservar la esclavitud. Los liberales liberan y los conservadores conservan. Esta exquisita consideración no responde a maniqueísmo. Todo lo contrario. Es una versión alegórica del marxismo. Otros cineastas menos sagaces hubieran recurrido al mimetismo, al sentido común; este, por el contrario, es el territorio de lo arquetípico. No se trata de brochazos gordos de pintores Glidden, sino de la violenta expresión de auteurs vanguardistas, herederos de Picasso.
El libreto llega a un superlativo de singularidad cuando el personaje del malo, interpretado por Fernando Allende, proféticamente dice “esta isla nunca dejará de ser colonia”. La denuncia social aquí es un abierto reto al espectador. Este es el punto en el que el espectador maduro dirá “o, no, no y no. El malo de la película no puede ganar; organicémonos y hagamos un referéndum”. Además, aquí se amalgaman realidad y ficción; el malo acaba de profetizar algo. ¿Cómo iba a saberlo? En otro actor, este último estiramiento de los límites de lo creíble sólo hubiera propendido al fracaso. Pero el director ejecutivo tuvo la inteligencia de colocar a Fernando Allende en este rol. Y aún más: el director ejecutivo es Fernando Allende.
Allende es un actor de un alto entrenamiento físico; logra acometer la laboriosa empresa de aguantar la respiración en cada una de las escenas de la película. Si bien esta osada afirmación de virtuosismo lo hace parecer mínimamente afectado en algunos momentos (por ejemplo, en los parlamentos), no podemos dejar de alabar la temeridad con la que afronta una de las grandes vicisitudes del histrión contemporáneo: la exhalación pulmonar. El espectador promedio puede que pase esto por alto, ya que como el 80% del film está filmado en cámara lenta, esta mínima sutileza puede pasar desapercibida. Invitamos a los espectadores a que compren el film en DVD y vean la película en fast forward, para que constaten el hecho de que Fernando Allende no respira en toda la película, arriesgando así su vida peligrosamente, ya que, como es sabido, el cerebro no puede pasar más de tres minutos sin oxígeno, y las escenas de Allende duran mucho más de diez minutos cada una. Cualquier persona que se precie de ser puertorriqueño debe dejar de echarle hojas de laurel a las habichuelas y hacerle una corona de victoria a este histrión.
Otros actores merecen nuestro comentario. Telemaco sobresale como el hermoso africano neurótico que nunca besa a su esposa; Herman O’Neill luce una blanquísima peluca de época; Guy Paizy utiliza un acento francés que sólo un francés pudiera falsear; Daniela Droz tiene la generosidad de no decir ni una sola línea; el otro actor famoso, el bueno, que sale en todas las películas, el que hace del marido de Daniela Droz, ese también está muy bien. Nada, y todos están muy bien.
Allende quiere violar a la africana pechugona, pero el africano afónico se lo impide. Arrestan al africano afónico, lo condenan por un crimen que no cometió, y lo encarcelan. Pero se escapa. Y se pone una capucha.
Allende quiere violar a la africana pechugona, pero el africano afónico se lo impide. Esta vez le pone un carimbo a Allende y lo mata. Los africanos escapan. Los criollos los persiguen disparando. Los van a alcanzar, pero los otros esclavos hacen una emboscada. Los esclavos han formado la résistence.
Los criollos huyen, y la pareja de africanos pechugones afónicos llega a un sitio con un barquito que los llevará a África a través del Atlántico. Pero han sido tocados por los oscuros dedos de la Parca, les ha sobrevenido la fortuna, la tragedia ha tocado a la puerta de su choza. La africana se da cuenta de que ha sido herida. Constata y sí, evidentemente, hay sangre en su espalda. Le dice a su amado que sueñe, que sueñe y viva. Entonces se muere. El africano afónico pega el grito que termina quitándole la voz: ¡la voz y las esperanzas! Imitando al médico brujo de África, hace un funeral plenamente africano en el cual coloca el cuerpo de su amada en el barquito, lo decora con flores, y la deja ir... Luego nos enteramos de que este fue, sí, aquel bravo esclavo africano que organizó una de las más tenaces rebeliones en contra del orden establecido, que se carteaba con Lincoln, que escribió “La metamorfosis”, que nunca volvió a decirle “te amo” a una mujer porque había perdido el amor, sí, el amor y la voz.
El film acaba con un toque de esperanza. Ninguna película puertorriqueña había elevado la causa anti-esclavista a alturas tan profundas, con una claridad tan tenue. ¡Y cómo complementa el dominio técnico a la hondura humanista! La ambición de este film es su mayor anhelo. Ninguna película local desde Héroes de otra patria había utilizado tan variados y exóticos tiros de exteriores. Ninguna desde Lo que le pasó a Santiago había dependido tanto (un riesgo enorme, valiente) de la pantomima. Ninguna había comprendido la complejidad del universo con tantos estilos de actuación, tantos géneros fílmicos, tantos y tantos temas, como esta. Ninguna película había alcanzado el secreto de conmover a las masas de una forma tan tierna. Ninguna me había hecho llorar.
Una red de distribución para promover las películas en el exterior y el respaldo del público a las producciones nacionales son los eslabones que hacen falta en la cadena para lograr una industria cinematográfica puertorriqueña.
Ésa es la reflexión del productor Iván Gonzalo Ortiz cuando se le cuestionó por qué las películas puertorriqueñas no logran repagar el préstamo que concede la Corporación de Cine de Puerto Rico por medio del Fondo Cinematográfico.
Ortiz es el productor ejecutivo del filme El cimarrón, que contó con un financiamiento de $663,473.00, pero sólo ha podido recolectar 46,165.79, según información suministrada por la directora ejecutiva de la Corporación, Mariella Pérez, quien explicó que el productor nacional tiene cinco años para pagar este préstamo.
“Nuestro mayor problema es la distribución, porque las películas venden, pero se nos hace difícil penetrar a un mundo tan competitivo y controlado por la industria hollywoodense. Ellos dominan el 90 por ciento del mercado y quieren el 10 que sobra. Hemos hablado que se tiene que buscar la manera de juntar las películas y venderlas en mercados internacionales. Pero no es que uno no quiera, es que es difícil y costoso y, por eso, se necesita una red de distribución”, expuso el productor, quien admitió que para impulsar su proyecto tuvo que hipotecar su casa y utilizar dinero de retiro.
Los proyectos fílmicos no son financiados en su totalidad por el préstamo del Fondo, en el que se establece un tope de un 80 por ciento o $1.2 millones, lo que sea menor. Por tanto, el productor tiene que buscar el resto del dinero para lograr su filme y de ahí que algunos incurran en hipotecar sus propiedades, hacer préstamos personales o utilizar sus ahorros.
“Ninguna película puertorriqueña ha pagado el préstamo. También, lamentablemente, el público está acostumbrado al cine de Hollywood y ni tan siquiera le da una oportunidad al cine de aquí”, agregó quien, al igual de los demás productores, tiene cinco años para pagar el préstamo.
Una vez se cumple el término, se inicia un proceso legal para que el proyecto pase a ser propiedad de la Corporación y la deuda se paraliza. Aunque el préstamo a El cimarrón se otorgó en el 2004, aún Ortiz no ha iniciado el proceso legal para conceder los derechos de la película.
El realizador dijo que aunque su cinta se haya proyectado por medio de Venevisión, todavía no ha recibido el pago correspondiente por la transmisión. “No he cobrado un centavo y se colocó en Venevisión. Después que hice un esfuerzo para que la pasaran, ahora tengo que hacer otro esfuerzo para cobrar. Otra fuente de repago podría ser cuando la presentan en la UPR, pero ni tan siquiera tienen la deferencia de decirle a uno que la van a presentar”, añadió al señalar que “le están regalando dinero a las producciones foráneas y a nosotros nos dan un préstamo”, en referencia a la Ley 362, que provee al inversionista un incentivo de 40% de las partidas presupuestarias pagadas a residentes de Puerto Rico y a entidades locales. Las producciones locales también pueden acogerse a este estatuto.
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ESTRENA EN PUERTO RICO EL LARGOMETRAJE
Por fin llega a las Salas de Cine de Puerto Rico la nueva producción cinematográfica de Ivan Dariel Ortiz titulada “El Cimarrón”. El 22 de marzo, Día de la Abolición de la Esclavitud, esta película ocupará 12 salas de cine para que el público general pueda disfrutar de ella.
Precisamente, “El Cimarrón” narra la historia de una joven pareja africana que vive la cruel realidad de la esclavitud de principios del siglo XIX en la Isla. Hilvanada la trama con pinceladas de romance y acción, el esclavo logra su fuga y regresa a los suyos para convertirse en símbolo de liberación para su amada.
La cinta está protagonizada por los actores Pedro Telemaco, Dolores Pedro y el primer actor mexicano Fernando Allende. Además cuenta con la participación de destacadas figuras como Mara Croatto, Daniela Droz, Hermán O’Neill, Teófilo Torres, Walter Rodríguez, Gerardo Ortiz, Modesto Lacén y Julio Axel Landrón, entre otros.
Este largometraje, producido por Cine del Caribe, S.A., se presentó en The Pan African Film Festival celebrado en Los Ángeles, CA donde obtuvo una Mención Honorífica. También fue parte de la Selección Oficial del Chicago Latino Film Festival.
La Presentación Oficial para los Medios de “El Cimarrón” se efectuará el 20 de marzo en una Gala con Alfombra Roja. En ella participarán los actores, el equipo técnico y los productores de este filme. Además, se invitará a importantes figuras del quehacer cultural y político.
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