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Por JD Moreno
9 de julio de 2017
El consumo diario de refresco no sólo se ha convertido en un problema de salud; también llega a afectar notablemente la economía de las familias que consumen refresco en sus comidas diarias. Y en el mayor de los casos, el refresco parece tan inofensivo que pasamos por alto los fuertes riesgos de salud a los que se expone el cuerpo que consume de bebidas gaseosas. Asi que primero, repasemos los beneficios de tomar refresco y sustituirlo por las 95oz de agua que usualmente se recomiendan.
La fatiga es un efecto que causa cualquier tipo de cafeína en el cuerpo, a pesar de lo que se cree, la cafeína causa tanto altas como bajas de energía, ya que la verdadera energía sólo se obtiene de alimentos naturales. El refresco, al poseer altos niveles de cafeína, puede deshidratar y sobre estimular el sistema nervioso. Te recomendamos en su lugar un licuado con frutas rojas para despertar.
Este dato es bastante alarmante. Jamás pensamos que una bebida puede ser peligrosa no por su contenido si no por el envase. Las latas de aluminio tienen una cubierta de resina que contiene Bisfenil-A, un toxico que arruina el sistema endocrinológico, potencialmente causan pubertad prematura, anormalidades reproductivas e incluso cáncer.
Ese color artificial que sirve únicamente para diferenciar un sabor de otro, contiene fósforo, que a largo plazo puede ser malo para los huesos. El tipo de fósforo que se encuentra en el refresco lo absorben mucho más rápido los huesos y provoca la filtración del calcio. En cambio, este químico indispensable para el cuerpo lo podemos encontrar naturalmente en alimentos como frijoles y granos.
Tiene que ver con un triángulo de peligro entre la obesidad, la azúcar y el corazón; el jarabe de maíz que contiene el refresco ha sido relacionado con un riesgo de síndrome metabólico, condición médica que hace los riesgos de sufrir diabetes y enfermedades cardíacas en niveles altos.
El azúcar artificial afecta nuestro sentido de saciedad; además de exceder la cantidad de dulce de 400 a 8 mil veces más al azúcar normal. Por otro lado, sobre todo el de la lógica natural del organismo, el dejar de tomar refresco y reemplazarlo por agua, de alguna manera engaña a tu cuerpo haciéndolo sentir “lleno”.
Son las grasas difíciles de detectar a primera vista, el problema es que no sabemos que estamos en riesgo de tener problemas de salud cuando no vemos los cambios en el cuerpo. Sin embargo, la soda contribuye a incrementar la masa de grasas escondidas en nuestro cuerpo.
Según un estudio realizado en Estados Unidos, cuando una célula se divide, los telómeros se acortan naturalmente, este proceso se asocia con el envejecimiento y las enfermedades de la edad. Básicamente beber en exceso bebidas altas en gas y azúcar deshidratan la piel de manera notable, por lo cual no hay nada mejor que el agua para mantener la piel joven.
El benzoato de sodio que contienen las bebidas gaseosas es un preservativo, incrementa el sodio general de la dieta y reduce nuestra habilidad de absorber el potasio. Algunas de las reacciones al benzoato incluyen urticaria, asma y eczema.
Las sodas de dieta son las más traicioneras, en cuanto a la azúcar artificial, ya que ésta afecta la salud de las bacterias del estómago, lo cual tendría efectos adversos en el control de azúcar en la sangre y hasta en el control de peso en las enfermedades. La acidez del refresco es mala para el sistema digestivo, sobre todo porque empeora el reflujo.
El azúcar y ácido de las bebidas gaseosas disuelven fácilmente el esmalte de los dientes. Cuando las caries llegan al nervio, la raíz y el área en la base del diente puede morir, y si no se trata a tiempo, se pueden formar absceso.
Entonces, ¿cómo se puede superar la dependencia al refresco? Aquí hay cinco consejos para abandonar para siempre este hábito:
1. Hidrátate con agua
El cuerpo requiere agua para un funcionamiento óptimo, pero sus beneficios van más allá de ser esencial para la salud básica del día a día.
Bebe un vaso con agua cuando sientas antojo de tomar un refresco. Aunque ambas bebidas nos ayudan a sentirnos saciados temporalmente, el agua no te hará sentir desinflado cuando baje el efecto de la cafeína. Si lo que se te antoja es algo gasificado, prueba beber agua mineral cuando tengas sed.
El agua tampoco tiene que ser simple. Agregarle frutas como limón, lima o melón te ayudará a darle un toque refrescante y delicioso.
2. Busca apoyo
En reuniones, a menudo se consume refresco en grandes cantidades, ya sea en el cine o en una cena en grupo. Reclutar a tus amigos, seres queridos y familiares para que te ayuden a librarte de tu hábito, te será útil para responsabilizarte y mantenerte en el camino correcto.
Reducir tu ingesta de cafeína a menudo puede provocar síntomas de abstinencia como cambios de humor, por ello es importante que te comuniques eficazmente con tus seres queridos. Mantener abiertas las líneas de comunicación puede mejorar tu estado de ánimo y ayudarte a liberar los sentimientos y pensamientos negativos.
3. Elige una bebida con cafeína más saludable
El té verde es rico en antioxidantes y es una excelente alternativa al refresco, ya que se ha demostrado que aporta varios beneficios a la salud en general. Los estudios han demostrado que el té verde podría proteger la piel del daño por la exposición al sol, estabilizar los niveles de azúcar y reducir el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer.
El sabor del té verde puede mejorarse fácilmente si lo bebes con hielos o si le agregas limón recién exprimido.
Consumir té verde también puede ayudarte a liberarte de la necesidad de cafeína que sientes: la bebida contiene una pequeña dosis (considerablemente menos que el refresco) de cafeína natural.
4. Mantente ocupado
Como sucede con muchas de las cosas que hacemos por repetición, a menudo se vuelven hábito a causa del aburrimiento. Si te encuentras dirigiéndote inconscientemente hacia el refrigerador, toma un bocadillo rápido y bajo en calorías. Por ejemplo, el yogurt griego tiene un sabor dulce, es bajo en grasa y puede ayudarte a satisfacer tu necesidad de un estimulante rápido. Haz una llamada breve a un amigo o revisa tu sitio web favorito para mantenerte ocupado.
5. Aíslate de la fuente de tu adicción
Es mucho más probable que cedas a la tentación de abrir una lata de refresco si tienes una al alcance.
Es una solución sencilla, pero liberar tu ambiente de refresco puede ser vital en tu lucha por lograr una dieta libre de esta bebida. Si tú te encargas de las compras en casa, para empezar no los compres. Si tu perdición está en el trabajo, pide que incluyan opciones más saludables en la máquina expendedora de tu oficina o camina por una ruta diferente para que evites la tentación de ese refresco que te está llamando.
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